sábado, 26 de noviembre de 2011

Fondos Antiguos de las Bibliotecas

Cuando se produjeron las desamortizaciones de los bienes del clero, las obras que formaban las bibliotecas de los conventos pasaron a formar parte de las colecciones de las universidades o de las bibliotecas públicas, si en la ciudad donde se producía la desamortización no había una universidad pública.

De esta forma llegaron a la Biblioteca General de la Universidad de Sevilla algunos de los manuscritos, códices e incunables que ahora forman parte del fondo antiguo de esta biblioteca, donde podemos encontrar obras de hasta el siglo XIV.

Por las muestras que pudimos ver allí, la colección es muy valiosa y variada. Hay manuscritos, tienen un ejemplar del primer libro que se imprimió en la historia, volúmenes realmente escasos, otros más comunes, libros ilustrados con importantes grabados y decoraciones en colores típicos de los miniaturistas flamencos.

Todos los tesoros que están custodiados y cuidados en la universidad (donde se encargan de desparasitarlos y restaurarlos si es necesario) pueden ser consultados por cualquiera de nosotros, ya que un amplio porcentaje, esta valiosísima documentación ya está digitalizada. En caso de que se esté realizando una investigación, se pueden consultar los originales en la sala de los investigadores y, evidentemente, los volúmenes no pueden salir de allí.

En esa misma sala trabajan los encargados de organizar y preservar el fondo antiguo de la universidad pero, aunque te dejen consultar los libros en una sala de lectura, pienso que estos trabajadores hacen más una función de archiveros que de bibliotecarios, por la antigüedad y, por tanto, por el tratamiento especial que deben recibir para asegurarnos de que ninguna obra se dañe demasiado y, una de las medidas que se toman para eso es que el usuario no entra a donde se guardan los libros a pasearse entre las estanterías y toquetear, sino que los propios encargados del fondo lo buscan y te lo dan en la sala de investigadores (como se hace en los archivos). También me recordó a un archivo porque los legajos no pueden ser prestados y, además, se está digitalizando todo. Pero, lo que hace que este fondo no sea un archivo, es que no está organizado como tal: Las obras están organizadas por siglo, sin responder al Principio de Procedencia, (ley básica de la archivistica) ni a cuestiones puramente físicas (tamaño, forma del documento) para las que, en un archivo, se llegan a crear secciones a parte, por motivos de conservación.

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