miércoles, 18 de enero de 2012

Lo Decimos con Palabras, lo Confirmamos con Gestos

Una buena presentación oral depende de muchos factores distintos y necesita de un trabajo bastante más amplio que el hecho de prepara un power point.Lo más importante de una presentación es que el público comprenda el mensaje que le estamos transmitiendo, parece obvio ¿no? Pues muchas veces olvidamos cual es nuestro verdadero objetivo con al de intentar parecer que somos súper listos y que tenemos una retórica… que ya quisieran los antiguos griegos. Pues con esto solo conseguimos:

  1. Crear un discurso totalmente redactado, como si fuera un trabajo escrito que fuéramos a entregar y, esto, no es un discurso preparado para una exposición.
  2. Expresarnos con frases largas, llenas de conectores y gerundios que solo hacen que el público pierda el hilo general de la presentación.
  3. Nos pone más nerviosos tener que estar midiendo las palabras todo el tiempo. Usar un lenguaje natural y correcto nos ayuda a buscar sinónimos con facilidad, a encontrar otra forma rápida de explicar algo que no haya quedado claro, a improvisar.

Si cuidamos estos aspectos, podemos superar los nervios con mayor facilidad y, nos ayuda a dar seguridad a nuestro mensaje, que es necesario para que la gente crea que lo que le estamos contando, es cierto. Si nosotros dudamos de nuestras palabras, ellos dudan de nosotros.

Hay diferentes formas de mostrar que no nos da miedo estar delante de la gente, que sabemos lo que estamos diciendo y que lo estamos diciendo bien. Podemos ir variando la entonación de nuestro discurso, para hacer énfasis y para ir llamando la atención de la gente, así evitamos que dejen de prestarnos atención; lo ideal es ser dinámico. Si tenemos espacio para movernos, hay que aprovecharlo, así da la sensación de que vas buscando la atención de las personas y, además, te ayuda a abarcar a más gente porque, mirar a quienes te están atendiendo directamente, también es un gesto de seguridad y confianza, llegando a ser algo muy útil para nosotros porque nos ayuda a vigilar como está transcurriendo la presentación, es decir, si detectamos caras de aburrimiento, de interés, de cansancio, gente que no está pendiente nuestra, que hacen otras cosas…

Todo esto son indicadores de cómo se siente la gente y, como he dicho, nos ayuda a saber como van las cosas pero, pensad que esto es reciproco; igual que los gestos de los demás nos dicen cosas, nuestros gestos también lo hacen. Por eso no debemos descuidar nuestro lenguaje corporal. Todos sabemos que existe, pero no lo aprovechamos cuando más falta nos hace. Hay que mantener una buena postura, acompañar lo que estamos diciendo con gestos que vayan confirmando nuestro mensaje, así llega con más fuerza y entusiasmo.

Resumiendo, debemos preparar una presentación simple, pero prepararla, sabiendo de que hablamos y cómo lo estamos diciendo (unos ensayos previos nos ayudarán a sentirnos más seguros, y ya sabemos lo importante que es eso) siempre con un lenguaje que no sea rebuscado y utilizando los gestos y movimientos para apoyar nuestro mensaje oral.

Aquí tenemos la teoría de cómo se deben hacer las cosas, más o menos bien, ahora cada uno de nosotros tenemos que pensar que nos falta y como podemos conseguirlo, para hacer una buena exposición.



No hay comentarios:

Publicar un comentario